18 de julio de 2012

MI VERSIÓN SOBRE EL AMOR


A veces cuando creemos estar enamorados nos dispara un sin número de emociones que nos hacen sentir que nada tiene fin. Incrédulamente saltamos de alegría por miradas que tal vez no tienen ningún sentido, pero para nosotros esconde un enigmático significado (así sea que no, pero tiene).

Creemos ver en el otro, cualidades que nunca pensábamos encontrar, y si no las tiene obligamos a nuestro cerebro a que procese como si las tuviese, sin imaginar que a la vez estamos procesando también una decepción a corto plazo.

Tal vez ése sea el error más grande, pretender etiquetar a las personas por cómo queremos que sea. Anhelamos una imagen inmortal en medio de una realidad que simplemente es como es, y no la aceptamos. Luchamos por conseguir a toda costa lo que queremos, el sentirnos amados sin entender que en medio de ése deseo existen defectos, existen también errores y existe una realidad que merece ser conocida para luego ser respetada y finalmente amada.

Caemos erróneamente en un cuento de hadas, ése que nos hace pensar que lo oscuro encontrará claridad porque estamos allí, sin imaginar que nosotros sólo somos seres pasajeros, que la persona solo cambia porque es ella misma quien desea ése cambio.

El amor nunca crea ataduras, ni físicas ni mentales. Es libre, por el simple hecho de estar juntos; te sientes libre. De pensar, de sentir, de amar. Con el tiempo, después de todo, te das cuenta de que sentir el inmenso poder del amor va más allá de expresar gestos y detalles inertes. Entiendes que el aprender a amar es una experiencia única, sensible a cualquier error, apto para aprender de todo y humilde para entender los límites. Es allí donde podrás decir que amas, que no tienes miedo y que lo disfrutas.

17 de julio de 2012

PARA QUIEN SEA


Siempre te escuché. No era necesario mirarte a los ojos. Sentía como mía cada palabra tuya. Bastaba con sentir esa pasión que describías, la locura en tus gritos y las ansias cuando hablabas de amor, y de esa inconsciente necesidad de ser amado. 

Todo está bien, ahora. Sigo confiando en ti, así no te lo diga. Probablemente, nunca lo haga pero debes siempre sentir que eres alguien más que esa máscara de fantasía. Eres más que esas ilusiones tontas que acabarán mañana por la mañana. Eres más que esas promesas que nunca fueron. Eres más que poesía buscando sentido. Eres más que un beso bajo la lluvia. Eres más que horas de pasión sin respuesta. Eres más que versos de miedo y cobardía. Eres más que la empobrecida sociedad. Eres más que tus propios sueños. 

Aún creemos ser invencibles. Nos daremos cuenta algún día que hoy simplemente somos lo que somos, y que nos equivocamos. Que lo nuestro fue producto del arte y de instintos sin reserva. Que no hay magia sin caricias, que no existen fantasías sin historias de momento y que no hay recuerdos sin hechos que te dejan un sabor único. 

No somos compatibles, tal vez nunca lo seremos. Aprende a dar lo mejor de ti, no lo que el momento amerite. Aprende a ver en el otro, emociones que pueden no ser iguales a las tuyas pero que con delicadeza puedes alejarlas de ti sin afectarlas. No siembres algo que no cosecharas, y no brindes sueños que no puedes protagonizar. Dedícate a ser feliz y a dejar que los demás busquen su propia felicidad sin mentiras, sin lágrimas y sin engaños.

6 de julio de 2012

LO QUE NUNCA FUE


(Hoy pensé en ti. Como todos los días). Hay hechos que marcan tu línea de tiempo, así sean importantes o no; están allí recordándote que pasó algo en tu vida, que no volverán, esos momentos como cuando estábamos juntos, cuando reíamos de la vida, cuando jugábamos a ser Freud, cuando te disfracé de perfección y no existían errores, cuando creí en ti. Ahora no estás, lo sé muy bien. No es necesario decirme adiós, tu silencio me lo dice, tu mirada me lo grita y tus gestos me lo demuestran. Ya pasaron días. No hay nada, nunca hubo nada. Es justo, injusto… ¿Qué más da? Te vi. Te escuché. Te creí. Me ilusioné. Me enamoré. Te miré. Te abrasé. Te besé. Me entregué. Lloré. Me desilusioné. Volví a llorar. Busqué de nuevo lo que creí perder. Ahí fue donde me di cuenta que lo había perdido para siempre.