5 de noviembre de 2010

EL ADIÓS


Cuando el adiós se hace presente, ya no hay nada más que decir. El momento se vuelve cada vez más; una tortura que un encuentro casual. Las miradas son una lenta muestra de agonía que debe llegar a su fin. Un día me pregunté si podría mirar a los ojos a alguien y darme cuenta de lo que sentía, de lo que deseaba precisar en su mirada sin usar palabra alguna. Fue difícil encontrar en esos ojos caramelo la respuesta que esperaba. Un adiós bastó para dar la bienvenida a lo que estaba destinado para nosotros, para mí. Muchas veces el alejarnos de algo nos ayuda a entender lo que debemos hacer después, el secreto ya está por revelarse. Considera ése adiós no como la separación eterna sino como la señal de que un camino distinto se abre, una enseñanza nueva te espera, y un nuevo mañana está por venir.

1 comentario:

ablgr dijo...

Cada vez que leo tu blog, siento que narras lo mío. Me encanta