20 de septiembre de 2010

RECUERDOS


Todos los días, tiernamente me narraba aquellas aventuras de su juventud. Las ganas de conseguir un motivo real para poder sentirse feliz. Nunca encontró el amor – afirma – pero sí creyó en él siempre. Sus razones la llevaron a nunca perder la fe en ello, a pesar que el destino no permitió que pudiesen encontrarse jamás. Después de mirarla a los ojos, deduje que su alma estaba triste, afligida por esa soledad que cada vez se hacía presente con un gran poder, y a pesar que me tenía siempre a su lado, nunca encontraría aquellos brazos fuertes que extrañó siempre, de los besos fantasmas que nunca fueron suyos, de aquel ser que siempre fue invisible. Ahora sola, mira hacia el pronto amanecer que le dará nuevas oportunidades para soñar.

No hay comentarios: