Fueron siete años de recuerdos. En ese momento, mi curiosidad no se dirigió a lo que podría pasar en ése futuro del que él me hablaba. Fijé mi mirada en sus ojos miel y sólo supe que estaba enamorada. Muchas veces, no importa la carrera infinita del tiempo, lo que importa es ¡vivir!
1 comentario:
Siempre lo que queda es eso, lo que vivimos, los que sentimos, lo que reimos, lo demás aunque le damos mucha importancia (Ya que hoy en día estamos obligados a darsela) no la tiene.
Publicar un comentario