18 de agosto de 2010

GIVE ME A HUG


Fugáz, pero sublime. Llega el momento en donde no se desea un beso para sentirse querido, para sentir que alguien te observa de manera diferente, como un ser único (a) ,especial. Basta un sólo instante para transmitir todo, sin necesidad de utilizar lo cotidiano, lo habitual. Un abrazo puede explicar las inmensas razones o motivos que conservas para seguir a ese alguien, a esa persona que es capaz de alejarte de tu contexto y hacer de ti alguien radiante, dispuesto a asumir lo más delicado: amar. Sólo con ese contacto de cuerpos puedes profesar lo que el otro tiene preparado para ti. En los momentos en donde el frio amenaza con devorar tu ser, el sentir aquellos brazos puede hacer olvidar tu mundo y sólo revelar con la mirada y sin uso de palabras cuanto te necesita.

No hay comentarios: