Un 11 de setiembre del 2001 inesperadamente un hecho desastroso cambio radicalmente el destino de más de 2500 familias quienes esa mañana despidieron con un beso, una sonrisa, una mirada tierna, una esperanza, un grito, un enojo, a sus seres más queridos. Viene a la mente la inevitable realidad, que la vida es una caja de sorpresas, que vamos entendiendo conforme la vamos viviendo.
“La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla” afirma Jorge Santayana, filósofo y escritor español. Es tan fácil poder vivir pero si muy difícil lograr asimilar lo que el destino ha preparado para nosotros.
El 20 de marzo del 2003, tropas estadounidenses dieron rumbo y emprendieron un conflicto que hasta hoy muchos ignoramos y hasta le damos poca importancia. Aquel día se repitió la historia en donde muchos dieron el adiós repentino a sus seres más queridos en donde la distancia fue una consecuencia inevitable. En ese momento la tristeza y la melancolía desbordan y es irremediable sentirla por el ser amado que vemos partir, el temor de la pérdida o de no saber cuál será el fin de esta tragedia sin salida acaba con la esperanza, en ocasiones, de muchos que soñamos con un mundo de paz, a pesar que aquella ilusión muchas veces se vea opacada por la terrible realidad.
Repentinamente, aparece esa sensación y la alegría de volver a ver a la persona que más amas y ver en ella un ejemplo de valentía, un ejemplo de coraje y ver al héroe que siempre esperaste. El escuchar un ‘Te extrañé mucho’ en aquellas condiciones, enternece al más frio y nos hace dar cuenta que no basta con tener a la persona a tu lado para decirle cuánto vale para ti, es allí en donde debemos valorar lo que tenemos y disfrutar la oportunidad diaria de abrazar a nuestros héroes: A los que amamos.
*Este video lo encontré en youtube y muestra como el amor es capaz de pasar todas aquellas distancias que el hombre, con sus errores, es capaz de construir.
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